El trabajo capitular va llegando a su final. Es una etapa la que terminamos y es la hora de SALIR SINTIÉNDONOS ENVIADAS, SIN MIEDO, con la confianza de que el Dios Padre-Madre camina a nuestro lado, nos precede y se hace el encontradizo, aunque a veces nos pareciera que se esconde.

¡Enamórate!

Nada puede importar más que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.

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