¡Enamórate!

Nada puede importar más que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.

Aquello de lo que te enamoras
atrapa tu imaginación,
y acaba por ir dejando su huella en todo.

Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana,
qué haces con tus atardeceres,
en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees,
lo que conoces,
lo que te rompe el corazón,
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.

¡Enamórate!
¡Permanece en el amor!
Y él lo decidirá todo.

P. Pedro Arrupe, jésuite (1907-1991)

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