Hermanas, amigos que nos acompañáis hoy....

Este XXIII Capítulo General ha llegado a su fin. En este momento sólo puedo compartir con vosotros palabras de agradecimiento... En primer lugar al Señor que nos ha regalado su gracia sin medida y nos ha hecho soñar y también decidir y arriesgar para hacer posible ese sueño.

Gracias también a todas y a todos, laicos y hermanas, que han hecho posible de maneras muy distintas la celebración y el desarrollo de este capítulo desde los más pequeños detalles... Ahora no puedo nombrar a todos y a todas; pero sí quiero aprovechar la ocasión para agradecer al padre Jean Barba que nos ha acompañado cada día en la celebración de la eucaristía que ha confortado y alimentado nuestro caminar en la fe y en la esperanza.

Gracias a cada una de las hermanas capitulares. Hermanas sois mujeres de fe y de esperanza y lo habéis mostrado y demostrado cada día con vuestra disponibilidad, vuestra confianza y vuestra generosidad en la búsqueda profunda y en el acompañamiento mutuo durante estos días. Sois una maravillosa tripulación que ha llevado a buen puerto este barquito del capítulo.

El Señor os llama y nos llama a seguir navegando por los mares en calma y también por las tormentas a donde la misión de compasión nos ha de seguir llevando hoy y siempre. La tarea es fuerte pero vamos juntas, el Señor lleva el timón y el viento del Espíritu no nos faltará. ¡Animo y adelante! Nuestros hermanos y hermanas nos esperan para que les hablemos de la belleza y la aventura que es este viaje llamado Compasión.

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